La iluminación es un concepto que ha ido teniendo cada vez más adeptos alrededor del mundo, ya que ha pasado de ser un simple elemento decorativo, para ofrecer una funcionalidad específica, según las exigencias de cada entorno y usuario, por ejemplo en ambientes contract, como locales comerciales, en residencias privadas o en oficinas. La iluminación ha evolucionado, hoy en día no solo es colocar una lámpara, sino que se deben tener en cuenta algunos aspectos más, como la luz natural del espacio, el tamaño del lugar y el objetivo.
Actualmente, la industria del sector de la iluminación ofrece una amplia variedad de lámparas de un sinfín de tamaños, colores y materiales que buscan cumplir en la totalidad las exigencias de los clientes, cada vez más exigentes. Desde lámparas de techo, de mesa, de piso, apliques (lámparas de pared), lámparas para interior o exterior. Con bombillos de halógeno, LED, incandescentes, fluorescentes, etc.
De entre esta gran variedad, la prestigiosa marca David Trubridge con sede en Nueva Zelanda, destaca por proponer una nueva metodología en cuanto a la fabricación, estética y aplicación en sus productos. Un ejemplo es la lámpara colgante Hinaki, lámpara que data de 1995, año en el cual el diseñador David Trubridge hizo un prototipo basado en las trampas para peces (Hinaki, en idioma maorí), obteniendo como resultado un producto artístico y funcional que, gracias a su diseño natural, goza de una gran estética atemporal, ideal para diseñar todo tipo de espacios, ya sea en ambientes contract o en espacios residenciales.
Hinaki está disponible en 3 tamaños: 500 mm, 900 mm y 1400 mm. La estructura está fabricada de madera contrachapada de bambú, con la posibilidad de elegirse entre acabado natural, caramelo o con color al interior, creando en todas las combinaciones posibles, una elegante selección de 13 opciones.
