Aethos Ericeira es un hotel boutique que se encuentra en Ericeira, una encantadora localidad en la costa oeste de Portugal. La propiedad está situada en un acantilado cercano a la playa de la Calada, conocida por su entorno natural y las impresionantes vistas del Océano Atlántico. El edificio preexistente carecía de una identidad clara, presentando una apariencia desordenada debido a la combinación de diversos estilos arquitectónicos y una mezcla confusa entre elementos tradicionales y modernos.
A partir de un análisis exhaustivo de la estructura existente y la definición del programa para los espacios a desarrollar, así como enfrentar los desafíos impuestos por las restricciones legislativas de la construcción, se establece el punto de partida para el proyecto de rehabilitación. En este enfoque, se busca respetar el entorno, fomentar la interacción con la naturaleza y preservar la historia del edificio, conservando su esencia y realzando su belleza intrínseca. La creación de una nueva identidad implica una clara distinción entre lo antiguo y lo nuevo.
La estructura preexistente se encontraba dividida en tres secciones que correspondían a distintas etapas de construcción. En las áreas del edificio que se destacaban por su construcción tradicional, se identificaron como elementos clave para conservar las fachadas de tonos claros y el tejado inclinado de tejas. Esto se hizo con el objetivo de preservar su aspecto de manera fiel a su estado original.
En la parte inferior del edificio, en el sector occidental, se encuentran diversas áreas sociales del hotel, tales como el salón de eventos, la entrada principal, el restaurante y el bar. Estas zonas se distinguen por ofrecer una vista panorámica al paisaje marítimo y contar con una amplia área de estar al aire libre. En contraste con la organización espacial anterior, que era densa y tradicional, se reconfiguraron estos espacios siguiendo un enfoque de disposición abierta.
La amplitud y la conexión entre el interior y el exterior son características destacadas de la entrada principal. Esto se logra mediante una doble altura y la presencia de aberturas distribuidas a lo largo de la fachada, proporcionando al visitante una experiencia de entrada memorable.
Los arcos presentes en la fachada orientada hacia el mar fueron modificados considerando su proporción, profundidad y volumen. El objetivo fue maximizar la visualización del paisaje, asegurar la protección contra la luz solar directa y mejorar la calidad del espacio al incorporar un juego de luces y sombras en la arquitectura.
Las antiguas ventanas pequeñas de estilo tradicional fueron sustituidas por ventanas de mayor tamaño que exhiben una estética visual moderna. Esta apariencia contemporánea se logra mediante el uso de estructuras metálicas, las cuales delinean los huecos y sobresalen hacia el plano de la fachada.
Como resultado de la demolición parcial del sótano en el tercer bloque, se generó un jardín que posibilitó la incorporación de nuevas habitaciones y la implementación del programa de spa. Por otro lado, el programa del gimnasio se fusionó en una estructura compacta situada en la planta baja, contigua al espacio de la piscina.
Con el propósito de vincular el tercer bloque con la estructura envolvente y el entorno natural, y al mismo tiempo lograr una apariencia contemporánea evidente, se procedió a demoler la cubierta inclinada de tejas y modernizar los balcones, resaltando así la forma y el volumen de las fachadas. En relación a los materiales utilizados en las fachadas, se introdujeron contrastes de color y peso mediante el empleo de elementos metálicos de tono marrón oscuro mate, pintura clara en las paredes y componentes de madera natural.
En el área externa, nos encontramos con diversos salones que están interconectados, promoviendo la interacción con el entorno natural. En la región de la piscina, que inicialmente tenía una disposición semienterrada, se implementaron múltiples niveles para compensar el desnivel y lograr un espacio más abierto.
Fuente: archdaily.mx