Casa Kani-Ini se alza frente al mar en El Vigía, Puerto Escondido (Oaxaca, México), sobre un terreno de 4,500 m². El diseño enfrentó un doble reto: integrar un programa espacial multifuncional que respondiera a las dinámicas familiares —uso cotidiano y estancias prolongadas—, mientras minimizaba su huella en el paisaje costero. La prioridad fue dialogar con el entorno: una arquitectura que se pliega al ecosistema sin imponerse.

Volúmenes fragmentados que dialogan con el terreno
El proyecto fragmentó su programa en volúmenes dispersos, tejidos con el terreno. La pieza central —una nave social de madera y concreto— se despliega hacia el Pacífico. Su cubierta inclinada y azotea plana no solo albergan funciones, sino un mirador elevado: un plano suspendido que redefine la relación con el paisaje. Aquí, el horizonte se captura desde múltiples alturas, y el confort se mide en tiempo detenido.

El diseño bioclimático de Casa Kani-Ini
El patio de agua verde en Casa Kani-Ini actúa como núcleo distribuidor, conectando las zonas sociales y privadas mediante un esquema radial. Resuelto con una losa de concreto impermeabilizada y trabes perimetrales, funciona como regulador climático mediante evaporación y reflejos de luz. Su diseño favorece ventilación cruzada y reduce la huella constructiva con voladizos que integran arquitectura y paisaje. Las áreas públicas se abren directamente al patio, mientras las privadas se filtran con vegetación, manteniendo jerarquías espaciales claras.

Seis módulos independientes: privacidad, conexión y adaptación al terreno
Los seis módulos de dormitorios y servicio se disponen en la zona posterior de la propiedad con un esquema escalonado. Esta configuración logra:
- Aislamiento acústico y térmico entre espacios mediante volúmenes independientes
- Conexión exclusiva mediante puentes peatonales que minimizan el impacto al terreno
- Fragmentación de la masa construida para integrarse al paisaje con menor huella visual
La estrategia constructiva emplea estructuras autónomas de concreto y madera, ancladas al terreno con cimentaciones puntuales que respetan la topografía natural. Los puentes de circulación, resueltos como elementos ligeros de acero, permiten la expansión térmica diferencial entre módulos.
Fuente: www.archdaily.mx