El Resurgimiento del Cine Cosmos como FARO

En un entorno caracterizado por el aumento en la producción de películas de alta calidad en México, la edificación de amplias salas destinadas a la proyección de películas dio lugar a una red de circuitos de cines. Uno de los circuitos más populares recorría el Centro Histórico, abarcando los Cines Orfeón y Metropolitan, extendiéndose hasta la colonia Atlampa con el Cine Cosmos y pasando también por la colonia San Rafael, donde se encontraba el emblemático Cine Ópera.

El Cine Cosmos experimentó un período destacado durante las décadas de 1960 y 1970, presentando películas relacionadas con luchadores y, en 1971, desempeñó un papel importante al abrir sus puertas a estudiantes y civiles que huían de la persecución militar durante el episodio conocido como «el Halconazo». Sin embargo, tras este periodo de esplendor, el cine atravesó una serie de cambios en su gestión que resultaron en su posterior abandono y, como resultado, sufrió un significativo deterioro estructural.

TEN Arquitectos ha preservado la primera sección del edificio original para utilizarla como la sección administrativa del FARO Cosmos. Esta área no solo cumple esta función, sino que también alberga una galería conmemorativa de los acontecimientos ocurridos en julio de 1971. Además, sirve como el punto central de distribución para los diversos niveles que forman parte del programa del edificio.

Originalmente concebido como un lugar de reunión destinado a las artes escénicas, el FARO Cosmos dispone de dos auditorios con capacidades de 300 y 150 asistentes, respectivamente. La relación entre el auditorio principal y el Circuito Interior de la Ciudad de México se logra mediante un ingenioso diseño que permite que el escenario muestre la avenida y todo lo que ocurre en ella. Enrique Norten, director y fundador de TEN Arquitectos, destaca que conectar el espacio con la ciudad y la comunidad circundante fue un aspecto fundamental que se debía reflejar en todos los aspectos del proyecto que desarrollaron.

Además, se ha incorporado una black box equipada con tecnología de vanguardia, lo que posiciona al lugar como uno de los más contemporáneos de la ciudad y le otorga la capacidad de albergar una amplia gama de eventos. A pesar de las modificaciones en la gestión administrativa que han cambiado la orientación del programa, el diseño ha demostrado flexibilidad para adaptarse a los nuevos usos que la administración ha decidido implementar.

Fuentes: glocal.mx / archdaily.mx

 

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