En una de las ubicaciones más destacadas de la Costa Brava Catalana, el estudio NordEst Arquitectura ha construido una casa de hormigón suspendida sobre el mar. La inclinación del terreno, las puertas de madera que se deslizan y las impresionantes vistas añaden un toque mágico a esta residencia que da la sensación de estar en suspensión.
La casa se encuentra encajada en la pendiente de la montaña y consta de un amplio bloque de concreto que se abre al entorno a través de dos aberturas, a las que en el estudio denominan «mordiscos». En la parte superior, a la que se llega a través de un patio completamente resguardado de miradas indiscretas, se encuentran el vestíbulo de entrada, el cuarto de lavado y tres habitaciones con sus respectivos cuartos de baño y terrazas acristaladas que se extienden hacia la cala.
Al descender por unas impresionantes escaleras de color negro, se llega al centro de la casa, que es la zona de estar principal y parece suspenderse sobre el Mediterráneo. Esta área se divide en dos partes: una es el espacio compartido, que incluye la sala de estar, el comedor y la cocina, mientras que la otra es el dormitorio principal en suite con un vestidor incorporado. Como si fuera un refugio que flota, esta planta baja se encuentra totalmente integrada con el jardín y la piscina infinita, que se asoman a Aiguablava como un mirador privado con una vista panorámica.
Igualmente impresionante es el trabajo de los arquitectos, quienes han logrado que este espacio completamente conectado se transforme en una terraza cubierta cuando se abre una puerta corrediza, o en un área protegida contra el viento cuando se cierra. «Nuestra principal búsqueda fue la simplicidad y la sinceridad del proyecto, que alcanzamos utilizando materiales de alta calidad, como la madera, el hormigón y el vidrio en la fachada, así como los muros de gaviones y la piedra natural en el exterior», concluyen los diseñadores.
El hormigón desempeña otra función importante al fusionar la estructura con el entorno, gracias a su textura (que se ha logrado mediante un proceso de encofrado con tablas, para ser precisos) y a las celosías de cedro natural que permiten regular la entrada de luz. El interiorismo, por su parte, es el resultado de la colaboración entre el estudio de arquitectura, la propietaria Blandine Rudel y María Jiménez, quien diseñó algunos de los muebles, como la cama del dormitorio principal, los baños y la cocina.
Fuente: arquitecturaydiseno.es