Hotel Paradero: Una joya en Todos Santos

En el Hotel Paradero, se buscó resaltar la vitalidad del movimiento inherente del desierto, explorando y resaltando la configuración.

En el Hotel Paradero, se buscó resaltar la vitalidad del movimiento inherente del desierto, explorando y resaltando la configuración del terreno que surge de sus vientos y de los componentes que colaboran para convertirlo en un deleite sensorial.

La manera innata en que forma senderos y áreas que emergen y se desvanecen, similar a un paisaje lleno de revelaciones. Este enfoque se mantuvo en sintonía con su esencia y sus ciclos característicos.

El entorno desértico es un territorio en constante transformación. Los vientos y las estaciones modelan y reconfiguran sus formas, alterando las crestas, las elevaciones y las grietas, modificando por completo su apariencia con cada soplido del viento.

Se desarrolló un diseño que tomó inspiración de este concepto. Evitando las líneas rígidas, se concibieron todos y cada uno de los perfiles de su relieve como si fueran trazados por ráfagas de arena en vez de ser dibujados con un lápiz sobre una hoja de papel.

No solo los vientos son los responsables de dar forma al aspecto del desierto. Aunque infrecuentes, el agua y la lluvia representan el encantamiento mágico capaz de alterar el matiz de la vegetación, su fragancia y su textura en tan solo un momento.

Con el fin de garantizar la destacada ocurrencia de este maravilloso fenómeno, se optó por emplear exclusivamente plantas que son originarias de la región. Esto permite que las flores florezcan de manera natural sin requerir agua adicional ni intervención humana.

De esta forma, los visitantes del hotel tienen la oportunidad de vivenciar el desierto en su autenticidad. Además, en la práctica, el proyecto puede mantener su encanto con un mínimo nivel de cuidado.

Continuando con la temática del agua y la percepción sensorial, se conservó y guió un manantial a lo largo de la propiedad, proporcionando un placer auditivo a los huéspedes, y culminando en un asombroso manantial que evoca la sensación de un oasis natural.

El desierto tiene una manera particular de desvelarse gradualmente a aquellos que lo exploran. A pesar de su inmensidad, está conformado por espacios que parecen infinitos y únicos, cada uno con su propia combinación de colores, texturas y tamaños, definidos por la vegetación y su antigüedad.

Con el propósito de emular esta sensación en la propiedad, se diseñaron los senderos de tal manera que, al recorrerlos, los huéspedes experimentaran la sucesión de espacios variados, en lugar de una revelación abrupta. De este modo, los visitantes tienen la posibilidad de experimentar la exploración del desierto mientras recorren el hotel a pie.

Con el objetivo de alcanzar este propósito y al mismo tiempo mantener las comodidades que no siempre están presentes en un entorno desértico, se cultivaron especies endémicas en un invernadero especial durante más de un año, y luego se incorporaron estas plantas jóvenes junto a otras más maduras que ya se encontraban en la región.

Esta estrategia brindó la posibilidad de combinar diversas especies de diferentes alturas para emular el crecimiento natural en el desierto, al mismo tiempo que se dejaba un espacio adecuado para que los huéspedes se desplazaran con libertad.

El aspecto fundamental en la elaboración del Hotel Paradero fue la inspiración que floreció a partir de numerosos viajes al desierto de Baja California. Se aprovechó la riqueza de información obtenida en estos viajes para incorporarla en cada aspecto con minuciosidad.

Fuente: revistadeck.com

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